viernes, 8 de marzo de 2013

Sabotaje.

Es tu boca, tu forma, la manera en que cruzas los brazos y cambias de humor cuando hablamos... Esos repentinos trazos interrogativos que siempre llegan a un mismo lugar: la calma. Las razones inhóspitas que me das cuando pregunto por algo, y las respuestas tan obvias como el miércoles que se avecina cuando te explícito lo que hago mientras canturreas. Son las noches ajenas a los sueños y al cansancio, ajenas a las historias de una cama, ajenas a reproches y sermones teológicos... Es cuando dejamos a un lado el idilio para formarnos en una fila maquiavelista y esperar lo que nos va a tocar, pan, vino o auroras de felicidad... Es todo aquello que eres, cuando al fin dejas de equivocarte y asombras a la noche con tus presentaciones siempre severas y llenas del humo de un tabaco, es todo aquello que eres cuando el día fallece y demuestras la ultima orquídea entre tus pechos. Ya no se que guirnaldas mas ponerte, ya no se con que otras palabras interrumpir tu magno orgullo de pertenecer a nada... A nadie. Aun cuando te diga que Eres un collar de sombras pesadas que siempre utilizo y no me doy cuenta, esos que entre la gente pasa desapercibido, pero que cualquier incauto es capaz de robar. Portas una infinidad de cosas que no comprendo, incluyendo tu lealtad, y las decisiones que no tienen ímpetu en mi, no me corresponden, pero como me afectan. Quizás mas de tres descripciones caben entre tu y yo, y este espacio medido en kilómetros y canciones, y no se cuantas lleve, pero aquí una cosa es cierta, si quisiera ser capaz de marcar un limite, uno en el que mis intereses y los tuyos puedan revolcarse libremente en la arena, uno en el que las deudas signifiquen menos que un apretón de manos en despedidas, un limite que se trace con los dedos y se borre con la mirada, que sea reto a nuestro ingenio y capacidad para saber manejar como adultos, este juego de niños. Entre toda la noche y lo que me perdí en ella, voy a recapitular la sensación de saber que la única conexión que tengo contigo, es esta noche, la misma noche, esta, esa y aquella en la que los tiempos son generosos, el clima presuntuoso y yo, con mis baterías cargadas de prejuicios, mi ejercito de interrogantes, y mi artillería repleta de deseos, aun soy capaz de pensar en ti. No espero ansiosamente que cambie mi manera de escribir prosa, aun cuando así lo desee, se que llegara en cualquier momento, y lo esperare, igual que el desierto a la lluvia.

La Minería de Oro

Mi vida de minero no es la que yo escogí, Tampoco se si me eligió, pero aquí vivo. Algo enterrado entre estelas con polvo, Nací entre las rocas, que desde temprano acariciaban mis rodillas, apuñalando mis huesitos. Sin importar que soy tierno, Aprendiendo a caminar a oscuras, apreciando cada destello En el interior de mi vida. Soy minero, porque así me reconozco Cavando entre pieles y torturas, Recolectando rarezas, para los que no les basta la luz del día, que extraño muy poco. Es el ocaso parte de mi hermandad, de la que no comparto. ¿Y el oro? Piedras, piedras, milenarias piedras, que me preguntan a diario Que doy lastima, y se divierten de mi necesidad indirecta ¿Y la plata? Es que no entiendo de vanidades, llego muy temprano y salgo tarde, No es el tiempo lo que reprocho, reprocho lo que no me ha dejado, Pero reprocho muy poco y en silencio. No reprocho. Por las madrugadas ángeles perdidos visitan pasadizos No los he visto, los he contado solo. ¿Y el diamante? Rocas, rocas, duras rocas, dulces rocas, cuando las sabes Apreciar, te gustaría morir enterrado entre ellas, Cuando no, te gustaría vivir sentado sobre ellas. ¿Y la jornada? Es la paga por robar lo que no me pertenece, Por provocar los abortos de un sismo, Y desacomodar los intereses de madre tierra. Lo único que me mantiene, es el preciso momento De descubrir un misterio y vivir con el por mucho, mucho tiempo. Y cuando cavo, doy, quito; cavar, activar, mirar y regalar. Lo que a nadie pertenece.

Sin titulo (de relleno)

Esta deteniendo el tiempo Cree que no me doy cuenta, Esta mirando hacia el cielo Desde mis ojos, a través de el mismo. Mi esperanza es tierna, pero enloquece. Da vueltas y cuando suavizas mis labios, Quiere morder. Mira! Esta cediendo, trae de vuelta a la calma Que la quiero abrazar: es mi guitarra favorita. Esos, tus pies que bailan y tienen un lugar en esta espera. Ya no quiero escapar de lo que me gusta, Tan solo porque me escoria las entrañas, Y es que los monólogos solo sirven Para soplar el humo por la ventana. Cuando mojas tus cientos espectros, Aquí, en mi templo. Por supuesto que también quiero escabullirme De tu contaminación cuando compartes. Si espacio y desesperación es lo que me sobra, No me tientes a volver a desteñir madrugadas. Mejor intentemos otro flácido domingo de tormentas, Que cuando es promiscuo, te pertenezco aun mas. Tu me atas. Mi idiotez es la que te desata. Porque nunca basta. Hasta los malditos privilegios hostigan a un rey. Se ensaña en ser mandatario de uno mismo, Y esclavo de las sombras que jamás se quedan. De ser posible imita tu propia manera de hablar, Cuando lo haces, así me gusta mas. Pero hoy no... Hoy no! Hoy no vamos a andar corriendo, vida mía.

Recuperado el 6/3

Te voy a presentar a continuación Los motivos de cambiar las palabras por aromas. El bello sonido de la imperfección, Es en este nido donde no encuentro recuerdos. Y precisamente arreglo detalles para pensar que viví algo, Algo que me recuerde que la gente piensa en regresar. Las cosas que ocurrieron entre manos, no se pueden confesar, tienen que arder y elevarse en perfumes. Para que las sombras se confundan y te permitan bailar. Que entre estas pequeñas líneas de vida, Que se trazan entre noche y amanecer, Es donde perduran, ciertamente, las miradas. Y te das cuenta, que todo el tiempo anterior solo fue de confusión. Fue de cosas favoritas de la simpatía coqueta: Manos de estrella.