miércoles, 22 de junio de 2011

Sabotaje

Sabotaje.
Es tu boca, tu forma, la manera en que cruzas los brazos y cambias de humor cuando hablamos... Esos repentinos trazos interrogativos que siempre llegan a un mismo lugar: la calma. Las razones inhóspitas que me das cuando pregunto por algo, y las respuestas tan obvias como el miércoles que se avecina cuando te explícito lo que hago mientras canturreas.
Son las noches ajenas a los sueños y al cansancio, ajenas a las historias de una cama, ajenas a reproches y sermones teológicos...
Es cuando dejamos a un lado el idilio para formarnos en una fila maquiavélica y esperar lo que nos va a tocar, pan, vino o auroras de felicidad...
Es todo aquello que eres, cuando al fin dejas de equivocarte y asombras a la noche con tus presentaciones siempre severas y llenas del humo de un tabaco, es todo aquello que eres cuando el día fallece y demuestras la ultima orquídea entre tus pechos.
Ya no se que guirnaldas mas ponerte, ya no se con que otras palabras interrumpir tu magno orgullo de pertenecer a nada... A nadie.
Aun cuando te diga que eres un collar de sombras pesadas que siempre utilizo y no me doy cuenta, esos que entre la gente pasa desapercibido, pero que cualquier incauto es capaz de robar.
Portas una infinidad de cosas que no comprendo, incluyendo tu lealtad, y las decisiones que no tienen ímpetu en mi, no me corresponden, pero como me afectan.
Quizás mas de tres descripciones caben entre tu y yo, y este espacio medido en kilómetros y canciones, y no se cuantas lleve, pero aquí una cosa es cierta, si quisiera ser capaz de marcar un limite, uno en el que mis intereses y los tuyos puedan revolcarse libremente en la arena, uno en el que las deudas signifiquen menos que un apretón de manos en despedidas, un limite que se trace con los dedos y se borre con la mirada, que sea reto a nuestro ingenio y capacidad para saber manejar como adultos, este juego de niños.
Entre toda la noche y lo que me perdí en ella, voy a recapitular la sensación de saber que la única conexión que tengo contigo, es esta noche, la misma noche, esta, esa y aquella en la que los tiempos son generosos, el clima presuntuoso y yo, con mis baterías cargadas de prejuicios, mi ejercito de interrogantes, y mi artillería repleta de deseos, aun soy capaz de pensar en ti.

No espero ansiosamente que cambie mi manera de escribir prosa, aun cuando así lo desee, se que llegara en cualquier momento, y lo esperare, igual que el desierto a la lluvia.

Tras las rejas

Me gusta cuando me encierran en esta celda desnudo, tan solo con un pedazo de carbon en las manos.
Me gusta que me culpen de algo que no he cometido, cuando aun conservo la intención.
Me gusta que me juzguen, que pasen muchos ratos preguntandose sobre mi extraña y bella conducta.
Observación e hipótesis sin comprobación.

Me gusta que me quiten todo el tiempo para regalarmelo a mi, solamente a mi. Ese acto de egoísmo que ellos practican y me beneficia.
Me gusta que me encierren, porque me regalan muchas lunas, me pesan con todo y culpas, pero me liberan de responsabilidades...
Me gusta abortar todos mis planes futuros, tirarlos a la basura, confundirlos con las sobras y que se los lleve el camión los martes.
Me agrada que me atropellen con cuestiones a las que no puedo ofrecer respuesta, porque provoca el efecto de hacerles perder su tiempo, ver como lo único valioso lo desperdician, igual que la comida en la basura, pero sin moscas.
Espero que me sentencien, me den cadena perpetua o que de una vez me quiten la vida...
Solo me agradaría saber de que alguna vez, en algún momento supieron actuar, no como yo, que no lo hice como debiera, que te mentí y ahora estoy aquí, tan solo, disfrutando y ahogandome en mi propia agonía.

sábado, 4 de junio de 2011

Abominaciones...

Tu voz y las voces que escucho las confundo cuando el diablo me habla al odio, cuando me propone cosas interesantes, pero suelo confundirme más cuando él no me tienta, cuando me deja solo y yo soy responsable de mis actos, porque de ahí no tengo a quien culpar…

Tu imagen y la de los otros las destruyo cuando me invade la furia y solo pienso en traición. Me embriago de pensamientos homicidas y cuando ya estoy harto, tan solo las dejo ir, no las solidifico, dejo que se las lleve el rio, a veces tan solo hay que aceptar las cosas que no pueden ser…

Esas noches en las que me escapo para incluirme en el bajo mundo, realmente no lo es, para mi es segunda vida, el respaldo a mi doble identidad que muchos a veces rechazan de si mismos, concretando citas con algunas verdades vistiendo una elegante mentira, y el sentir que los demás duermen mientras tú vives…

Y no me desvelo ya por ti, ni siquiera por mis preocupaciones bastas, más bien es por el placer de tenerme aquí, de haber perdido el reconocimiento a mis etapas vespertinas y ahora el buscarlas en estos planes interminables, sin un amante ya, sin llamadas telefónicas que terminan en visiones futuras, voy despojándome lentamente de mis quehaceres taciturnos…

Cuando despierto, cierro los ojos otra vez para no dejar escapar las pocas esencias de líneas retorcidas en mi mente, de aquello que solo un gato posee cuando camina solo en el asfalto, aquellas notas fúnebres que acompañan el dolor ajeno y mi inspiración para anunciar la muerte de algo, y al mismo tiempo la germinación de ideas que, amorfas o como sean, son de mi cosecha y por igual las quiero.

Así que, por si dudas a que me dedico cuando no es de día, solo observa mis labios, mis ojos y mi piel, que acompañadas de las primeras palabras que no serán los buenos días, te van a invitar implícitamente a venir abajo, por los túneles o callejones, para que entiendas el por qué las siete vidas de un gato.