sábado, 26 de febrero de 2011

Otra de comparaciones...

Seré cielo*
Ese que tienes encima todo el tiempo
Que tienes en frente y hostiga con su tremenda franqueza
Seré el cielo en blanco en el que postres tu oscuridad,
Toques con los dedos y soples con el viento…
Seré cielo inmundo, al cual condenan por gloria,
Pero que igual mata al parpadear.
Desfigurándolo todo el tiempo, definiéndolo todo el tiempo
Cielo que te abrazo.

Serás tierra…
Atrapado hacia mis adentros
Contemplando, no observando.
Como quien mira algo que quiere que ya se acabe
Pero solo bailas, juegas, tiemblas.
Somos contemplación placentera
Para quienes la paciencia no los deja en paz.

Solo uno de los dos será perpetuo.
De noche pensaras que estoy dormido
Y dormirás también,
Mientras hago conciertos al alba
Mientras juego a la Ouija celestial
Cuando tú respiras, mientras duermes; y puedes soñar
Bendito seas.

Salpícame hasta aquí por favor
Me mata esta ansiedad de contemplación
Y no satisfacción.

Mis alitas de papel


Te explicare de las cartas no enviadas.
De aquellas que por temor quedaron en el cajón
Decían todo sobre ti de mí.
Pero aún conservan un sentido especial de no caducidad.
Especial de no caducidad, porque ya han caducado…
Y ahora en su momento solo existen conexiones.
Líneas perpendiculares que no llevan a ninguna parte
Vagamente tan Solo a una razón: soy parte ineludible de ti.

A la espera de un Romance.

Espérame.
Espérame sentado en aquella silla del parquecillo polvoriento
Ahí donde resuenan las hojas muertas y los pájaros anuncian el sepelio
Ahí me conocerás,
Cargado de ansias no ejemplificadas.
De querencias atrasadas,
De un romance anhelado.
Tengo las frases, tengo el regalo y la sonrisa sujeta a aprobación
Del tiempo no hablo, porque ha sido bondadoso y me ha dado oportunidades.
De las que reniego, cuestiono y predico. Y muchas veces no aprovecho…
¿Qué nos ha inyectado el mundo de la superficie que ha llenado de capas nuestro corazón?
¿Quién se da cuenta? Quien ignora!
Aquellos que caminan al revés, los que hablan solos, los que hacen oración, los que dan y los que se quedan.
Tengo el papel, tengo el lápiz y el helado.
Todo listo para agradar en cualquier momento.
Ya no tengo trabajo, lo deje todo por caminar descalzo.
Y ni siquiera provoco. Tan solo pura controversia en mi interior.
Una cascada que me lleva a la calma.
Conóceme en la silla de piedra rosada que tiene dibujados corazones.
Trata de preguntar algo y sonreír al hacerlo.
Yo voy a provocar el romance, ese que desde hace tanto tiempo ignore.
Porque si pude; pero me perdí.
Este camino hacia la belleza siempre me confunde.
Por eso recojo las piedras que dejan sueltas y las pinto.
Por eso a veces me quedo y ya no sigo.
Este es el fin, el que yo mismo sentencio.